De un tiempo a esta parte sentimos un Clima no muy “agradable”
en el ámbito Fluvio Marítimo con los “hermanos Argentinos”, que va agravándose
con acaecimientos que infelizmente nadie piensa ni desea que puedan ocurrir,
porque todos queremos trabajar tranquilo y sin molestia para nadie.
Lo básico para una convivencia armónica es la Educación
Cívica, es decir que cada derecho exigido con lleva una Obligación
que se debe cumplir y no omitirlas como es práctica común. Nosotros exigimos la Libre Navegación y por lo
tanto tenemos el deber de cumplir las normas que rigen en el ámbito Fluvio-Marítimo.
Pero no es esa la actitud percibida en los “actores
involucrados” en los últimos tiempos,
de ambas partes protagonistas de las más descabelladas “fundamentaciones”
queriendo tener la razón que ninguno de ellos los tiene.
Los hechos sucedieron, las victimas están, las pérdidas
materiales también y las económicas con montos elevados, son las primeras
conclusiones que debemos de analizar, y a partir de ahí elaborar el compromiso
que nos permita proseguir con nuestro trabajo, la navegación, el transporte y
el Comercio Internacional que es nuestra actividad.
Lejos de calmar las aguas, comenzaron de ambos lados el cruce de acusaciones y ensayos de defensas entre Sindicalistas Argentinos y Armadores Paraguayos, que creen tener el derecho de decir cualquier
cosa, al contrario de todo protocolo para evitar incidentes.
Los Sindicatos Argentinos como medida de
presión solicitaron eliminar el Tratado de Navegación entre ambos
países, queriendo llevar agua hacia su molino en un momento poco propicio, y
por otro lado en Representación de los Armadores Paraguayos, un hombre diciendo bravuconadas
sin ninguna prueba a favor, que pueda dar sustento a su “lamento”, no
hacían otra cosa, que agravar más la situación.
Viendo lo sucedido, concluyo QUE EN PARAGUAY CARECEMOS DE
AUTORIDADES EN EL SECTOR, que de existir, de oficio ya hubiesen intervenido
y calmado las aguas, informando a la opinión pública del estado de las
conversaciones con su par del País vecino, y las medidas adoptadas para evitar
que vuelvan a ocurrir este tipo de accidentes y el compromiso de una profunda
revisión de nuestro proceder.
Mientras que la “Política Fluvio Marítima” siga
siendo manejada desde la Cancillería, por un pequeño Grupo de “seudo Armadores”, Sindicalistas y Funcionarios” amparados
en un Decreto de la Comisión Nacional de la Hidrovia y no del ámbito Natural que por LEY es la Dirección General de la Marina Mercante,
a cargo de una persona que nunca dio la
cara ni se conoce que hace, esta será la
realidad que le espera al sector Fluvio Marítimo en Paraguay.
Mientras esto suceda, y sigan preocupándose de la Carga y
del Buque, unos tripulantes paraguayos siguen sufriendo diversos tipos de presión,
privados de su libertad en contra de toda las Normativas Internacionales que
protegen al tripulante en estos casos de accidentes, total ellos no generan
divisas, y los Sindicatos que brillan por su ausencia en momentos en que un
asociado más lo necesita.
Hay que llamar a una REVISON PROFUNDA Y SERIA por parte
del Gobierno de toda la estructura de nuestro quehacer en el Sector, esto se
está cayendo y en una velocidad inesperada… es lo que los entendidos en
Accidentes Marítimos llaman de “parte emergente de un Tempano”… que
solo se conocen los casos graves, pero los que ocurren a diario no salen a luz,
casos que son olvidados o no son investigados y que a cada día van en aumento
por los motivos ya “Repetidamente”
señalados.
Es Hora de poner ORDEN, haciendo respetar las
Normativas y realizando un estricto Control de las actividades navieras. Se debe eliminar la practica de la navegación de embarcaciones improvisadas,
la modificación y adaptación de embarcaciones antiguas sin estudios técnicos,
con tripulaciones incompletas y lo peor pésimamente preparadas, debiendo
demostrar con ejemplos que los Paraguayos podemos hacer una navegación
preventiva haciendo bien las cosas y no correctivas, debido a los “horrores” que se cometen continuamente
en el sector.
“Creo que en la discusión
de los problemas naturales, deberíamos comenzar no con las escrituras, sino con
experimentos y demostraciones”. Confucio